El derecho que nos involucra a todas y todos: El medio ambiente
Por Eduardo Verón
El 5 de junio se conmemora el día del medio ambiente a nivel mundial. Esta fecha fue establecida por la ONU en 1972 luego que se realizara en Estocolmo la primera Cumbre con temática ambiental, que llevó el nombre de Conferencia de Naciones Unidas sobre Ambiente Humano.
Esta primera cumbre fue consecuencia de una serie de sucesos a nivel mundial que daba cuenta de un deterioro de los recursos naturales con los que contaba el planeta entre ellos el comienzo del cambio climático, la contaminación del aire y del agua por fluidos nucleares.
Resultado de esa primera conferencia sobre ambiente se instó a los Estados a que apliquen políticas que tiendan a la protección del ambiente. Asimismo la ONU creó instituciones para el estudio y la promoción de programas ambientales. El más relevante es el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que tiene como misión promover actividades para su cuidado, informando y capacitando a las naciones para mejorar la vida de sus habitantes.
Gran número de acuerdos y tratados se firmaron de aquel entonces. Sin embargo, la contaminación del planeta se ha potenciado. La razón de este avance en la contaminación se da por diversas causas, entre las principales se puede mencionar: el desarrollo industrial, que provoca gran cantidad de contaminación al no cumplir con normas que regulan la actividad; el aumento del consumo, que provoca millones de toneladas de residuos diarios y el avance de los productos tecnológicos que produce un nuevo tipo de residuo (residuo electrónico) que contamina el planeta en mayor grado.
La contaminación al medio ambiente repercute en los sujetos que en ella habitamos, por lo que la ONU y los diversos estados entienden que vivir en un ambiente sano es un derecho humano. Diversas legislaciones así lo establecen, no obstante pocas son las acciones que se realizan para garantizarlo.
A nivel nacional pocos son los países que tienen programas de gestión integral de residuos, menos aún son los que teniendo el programa los cumplen. A su vez todos los países de América Latina encuentran tensiones entre las normativas que protegen los recursos naturales y a su vez la oportunidad de explotarlos y de esa forma obtener beneficios económicos. Esta priorización del desarrollo económico en detrimento del medio ambiente provoca que los Estados decidan ratificar o desconocer diversos protocolos y acuerdos que se proponen a nivel internacional para no responder a ellos, y en muchos casos, avanzar con la explotación de recursos naturales sin “obstáculos”.
Ejemplo de ello es el retiro Estados Unidos en el acuerdo de París contra cambio climático. Por su parte, Colombia y Chile no firmaron el acuerdo de Escazú que establece mecanismos para la participación y promoción en acciones ambientales.
A 47 años de aquella primera cumbre en donde se veía con preocupación la cuestión ambiental y se establecieron mecanismos para amortiguar los daños, el planeta se encuentra mucho más contaminado. Los océanos están cerca de igualar la cantidad de especies marinas con la de plástico sumergido; las tierras contaminadas con residuos y químicos producen que los alimentos que consumimos tengan altos niveles de glifosato perjudicial para la salud, y 9 de cada 10 personas respiran aire con un nivel de contaminación superior al que señala la OMS como seguro.
Es importante aclarar que si bien los Estados tienen la responsabilidad de generar políticas para la sustentabilidad del planeta, también nos corresponde a cada uno de nosotros realizar acciones responsables en la producción de residuos, en la explotación de recursos, en el uso irrestricto del agua, entre otras.
Es tiempo de reflexionar y accionar sobre la grave vulneración de derecho a un ambiente sano a la que estamos sometidos y a su vez a la que estamos sometiendo indirectamente a las generaciones futuras dejando un mundo con elementos esenciales para la vida como aire, agua, flora y fauna contaminados.
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